Por Álvaro López Asensio.
Frente a lo que muchas veces puede parecer en virtud del desarrollo de una normativa detallada, el judaísmo es un movimiento de una profunda espiritualidad apoyada en el principio de que “todo lo que te resulte odioso para ti no se lo hagas a tu prójimo” y de que “todos los preceptos o mitzvot fueron dados al hombre para que viva por ellos y no para que muera por su cumplimiento”.
Este artículo pretende introducir en las prácticas actuales de la vida de todo judío: nacimiento, incorporación responsable a la comunidad, matrimonio y familia, y muerte, con una referencia expresa a la institución del shabat o sábado. No se pretende recuperar las costumbres de los judíos de Sefarad en la Edad Media, sino conocer la praxis de ciclo vital judío en la actualidad de una forma breve, sencilla y concisa, sin fundamentos históricos, teológicos o bíblico-rabínicos.
LA CIRCUNCISIÓN
El nacimiento de una criatura es motivo de alegría en todas las culturas. Aunque los textos antiguos hacen especial hincapié en la bendición que supone un hijo varón, la concepción israelito-judía recogida en los primeros capítulos del Génesis expresa, sin lugar a dudas, la igual dignidad del varón y la mujer. Mientras la “esencia de la judeidad” se la confiere al individuo, mujer o varón, su nacimiento de una madre judía, solamente para los varones está establecido un tiro de “incorporación” a la Alianza de Abraham, tal como está recogido en (Gn 17, 9-14).
Se trata de la operación denominada circuncisión, en hebreo brit milá, que consiste en el corte del prepucio del niño. En circunstancias normales de salud se realiza al octavo día del nacimiento. La solicita el padre del recién nacido y la realiza un especialista denominado mohel, mientras el padrino o sandak mantiene al niño sobre sus rodillas.
En esta ceremonia, que puede celebrarse en la sinagoga, en la maternidad o en el domicilio familiar, se le impone al niño el nombre. A las niñas se les puede imponer el nombre durante la semana que sigue al nacimiento en una ceremonia en la que se convoca al padre a leer la Toráh en la sinagoga y se recitan oraciones por la salud de la madre y de la recién nacida.
“BAR MITSVÁ” O MAYORÍA DE EDAD
También es originariamente una ceremonia para los varones; se celebra al cumplir los 13 años, que es el momento en que el varón deja de ser considerado un menor frente a la Ley religiosa. El nombre significa “hijo del precepto” o sujeto a los preceptos.
La ceremonia consiste en que el muchacho, tras una instrucción religiosa y litúrgica básica, es convocado a leer los textos sagrados en el oficio semanal de la sinagoga y a recitar las bendiciones correspondientes. A veces, si su formación es mayor, puede hacer incluso una pequeña homilía interpretativa.
En el caso de las niñas se considera que quedan sujetas a las leyes religiosas, bat mitsvá, al cumplir los 12 años, pero no hay ceremonia prescrita para conmemorarlo. Tanto uno como otro suelen celebrarse con una fiesta social.
MATRIMONIO
La ceremonia del matrimonio tiene dos partes que pueden separarse en el tiempo, pero que generalmente se celebran juntas. La primera es el desposorio o kidushín con la entrega del anillo. La segunda o nissún (término de difícil traducción) podría entenderse como la consumación del compromiso, que se simboliza en la ceremonia nupcial colocándose los contrayentes bajo un palio o dosel (jupá) mientras se recitan siete bendiciones. Toda la ceremonia se realiza ante una copa de vino de la que los desposados beben al final.
En la celebración matrimonial ocupa un lugar importante la lectura del contrato matrimonial o ketubá en el que se establecen las condiciones económicas de los esposos. El judaísmo admite el divorcio como último y trágico recurso cuando se han agotado todos los demás.
Entre las prescripciones antiguas que hoy se encuentran prácticamente en desuso está el llamado matrimonio de “levirato” o yibbum, por el cual el hermano o pariente más próximo de un difunto debi contraer matrimonio con la viuda de este cuando los cónyuges no habían tenido hijos. El primer hijo de este matrimonio de levirato se consideraba hijo del difunto.
Continuará…