Año tras año, gobierne quien gobierne, el precio de la luz se dispara en los momentos de mayor consumo y necesidad en los hogares. En anteriores olas de fríos en donde se han disparado los precios, la oposición liderada por el PSOE y PODEMOS reclamaban una nueva regulación del sector eléctrico. Han pasado los años y ahora que están en el gobierno el comportamiento del precio de la luz se ha vuelto a disparar sin una crítica política. En definitiva, mismo perro con distinto collar. Las promesas de terminar con está situación en momentos de mayor consumo se ha quedado en un brindis al sol.
La regulación actual del precio de la energía se fija con un día de antelación. Se cubre la demanda comprando electricidad a las eléctricas escogiendo las ofertas más baratas. Obviamente, ante el gran consumo esta energía más barata no cubre la demanda, con lo cual se empieza a comprar electricidad a precios mucho más altos. Y eso es lo que repercute en que se suba el precio de la luz.
El argumento político para no modificar esta regulación es que estas situaciones se dan en «días puntuales a lo largo del año». Lo cierto es que el consumidor, ósea todos nosotros, somos los paganos de este descontrol que hay en el precio global del recibo de la luz, en el que se incluyen el coste de la energía, la repercusión de impuestos y asumir desfases anteriores muy difíciles de explicar. Durante todo el año se producen alzas de precios que no reciben la atención de la ciudadanía. Hay una serie de mecanismos que no piensan en reducir el coste eléctrico sino en mantener grandes beneficios a costa del consumidor.
Ante la falta de respuesta política la sociedad civil organizó su propia protesta con la movilización en redes sociales en el día de ayer incitando a apagar durante 20 minutos las luces «para que sus perdidas sean notables y vean que Sí tenemos Voz.»